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lunes, 7 de octubre de 2013

LA TALEGÓN



Hasta el siglo XVII los actores sólo podían ser hombres, ya que se consideraba algo de mal gusto que una mujer actuase en un escenario. Así, en la época de Shakespeare los papeles femeninos eran interpretados por hombres o por muchachos jóvenes, y no fue hasta el período de los teatros de Venecia donde se produjo el cambio que permitió a las mujeres realizar interpretaciones teatrales. Desde entonces y hasta ahora, cuando una actriz o cantante adquiere la categoría de artista con mayúsculas y se gana el reconocimiento del público, se le pone el artículo delante de su apellido como símbolo de honra y respeto. Tal y como fueron La Xirgu, La Callas, La Garbo… y tantas otras.
        
         Varios siglos tuvieron que pasar para que se incorporaran las mujeres a la política. Partiendo de la base que ni siquiera teníamos derecho al voto y que en España fue reconocido en la Constitución de 1931, siendo la primera vez que las mujeres pudimos ejercer ese derecho en las elecciones generales de noviembre de 1933.

La primera ministra de España y de Europa occidental fue 
Federica Montseny, escritora y periodista. Dirigente de la CNT, cartera de Sanidad y Asistencia Pública (noviembre de 1936 - mayo de 1937). Esta mujer puso en marcha por primera vez en España programas de ayuda a los desfavorecidos, convirtió los orfanatos en "hogares de la infancia", creó liberatorios de prostitución" donde las prostitutas aprendían oficios, decía que “La prostitución será abolida en el momento que las relaciones sexuales se liberen”. Intentó regular el aborto y se ocupó de los refugiados de la guerra. Ella pensaba que sus medidas eran reformistas, pero en realidad, vistas desde ahora, sencillamente eran revolucionarias. 

Tuvieron que transcurrir 47 años más para que otra mujer ocupara un puesto en el Consejo de Ministros español, cuando Soledad Becerril fue nombrada ministra de Cultura en 1983.
Y justamente en ese año nacía Beatriz Talegón, en una España que ella creía libre, democrática e igualitaria. Sin saber que este País tuvo un pasado oscuro que lo hizo dividirse en dos.

Nadie se imaginaba que esta mujer la se dedicaría a la política y probablemente ni ella misma lo sospechaba, pues en su casa no se hablaba de eso y nunca le había faltado de nada. Pero fueron sus estudios, sus viajes y sus inquietudes, lo que la hicieron despertar, dándose cuenta que el mundo no era lo que ella imaginaba, ni mucho menos libre, igualitario y democrático. Fueron sus ganas de cambiarlo las que le llevaron a adentrarse en el gremio de la política decidiendo utilizar las reglas del juego que le proponían en ese momento: los partidos.

         Secretaria general de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas (IUSY), Beatriz Talegón no quiere que la confundan con una socialdemócrata, ella se considera Socialista democrática pues está a favor de la revolución espontánea de las masas desde abajo para distinguirse de los socialistas autoritarios que requieren un estado de partido único.  

Una mujer que intenta mover los cimientos de su familia socialista desde dentro, que dice que cuando se ha llegado al punto en que los que han de trabajar para todos se preocupan más de su propio interés, mal vamos.

Una mujer enormemente criticada porque con diez minutos de discurso consiguió que hicieran eco de su existencia la prensa nacional e internacional.

Esta mujer la semana pasada presentó su  primer libro: No nos avergoncéis. Se trata de un libro generacional lleno de buenas intenciones, donde de una manera sencilla –narrándolo en la fórmula de la serie Cuéntame cómo pasó–, expone a sus coetáneos la realidad española desde la constitución democrática de 1931, hasta nuestros días.

Tras esa fase inicial escribe lo que podría ser su programa político si es que algún día decidiera crear su propio partido.
Los pasos esenciales para conseguir el cambio que necesitamos –como ella misma los llama–. Contados de una manera tan clara que todo el mundo los suscribiría –con sus más o sus menos–, y sin embargo sus detractores la tachan de pura idealista utópica. Como si los creyentes en Jesucristo estuvieran esperando la llegada del Mesías y una vez  apareciera, empezaran a cuestionarle su idealismo utópico.

Estos son algunos de los puntos que a Beatriz Talegón le parecen imprescindibles y recoge en su libro No nos avergoncéis.

·   Abordar de manera prioritaria una reforma del sistema electoral.
·   Modificar la ley de partidos para garantizar un ejercicio pleno de la democracia.
·   Establecer medidas que comprometan al cumplimiento del programa electoral.
·   Elección de las candidaturas mediante primarias y listas abiertas. Un militante, un voto.
·   Limitación de los mandatos, limitación de las responsabilidades.
·   Exclusión en las listas de personas sentenciadas o imputadas por corrupción.
·   La disciplina de voto ha de venir desde las bases.
·   Patrimonio político transparente.
·   Obligatoriedad de realizar ruedas de prensa con preguntas abiertas y accesibles a los medios de comunicación.
·   Rendición de cuentas y reprobación ciudadana de cargos a mitad de la legislatura.
·   Consultas ciudadanas sobre la legislación especialmente sensible para la sociedad.
·   Presupuestos verdaderamente participativos. 
·   Eliminación de las retribuciones vitalicias para los miembros del gobierno.
·   Creación de una banca ética de carácter público.
·   Establecimiento de la dación en pago en todas las hipotecas, paralización de los desahucios y revisión de las condiciones atendiendo a la realidad social.
·   Combatir la impunidad de los paraísos fiscales.
·   Equidad fiscal con impuestos progresivos.
·   Mayor dotación de la Oficina Antifraude y lucha contra la evasión fiscal.
·   Seguimiento y memoria de becas, subvenciones y patrocinios.
·   Reducción de los impuestos en el ámbito de la cultura.
·   Establecimiento de una renta básica para la ciudadanía.
·   Desarrollo de un plan de vivienda social y accesible para todos.
·   Protección y apoyo a la maternidad.
·   Reducción de la edad de jubilación y fomento de la incorporación de los jóvenes al mercado laboral.
·   Consulta pública sobre la idoneidad de la monarquía parlamentaria como sistema actual de gobierno.
·   Actualizar los acuerdos con las entidades religiosas para garantizar un Estado laico y aconfesional.
·   Reducción de los presupuestos destinados a defensa y sometimiento a consulta pública de la intervención en conflictos internacionales.
·   Garantizar la plena independencia de los jueces y los tribunales.
·   El estado ha de asegurar fuentes de información pública veraces e imparciales.
·   Preservación y cuidado del medio ambiente.

“Es urgente recuperar los valores y ponerlos en práctica. Sobre todo, es imprescindible que quienes nos hicisteis creer que un mundo mejor era posible no nos avergoncéis”.
Beatriz Talegón


Yo estuve en la presentación del libro No nos avergoncéis la semana pasada en el Ateneo de Madrid, y me encontré a una mujer frágil, dulce, y generosa. Con un discurso bien articulado, haciendo política desde un punto distinto al que nos tienen acostumbrados. Sin la necesidad de gritar ni recriminar a nadie y con intención clara de buscar soluciones que valgan a medio y a largo plazo, no remedios inmediatos que únicamente sirven para colgarse medallas en un solo mandato. Me sorprendió –curioso que tenga que recalcar esto–, la buena educación, la no necesidad de insultar a unos y a otros, haciendo de la política un patio de colegio.

Al igual que Federica Montseny hizo realidad algunas de las utopías en las que creyó aunque fuera por un espacio corto de tiempo, te reto a ti Beatriz a que a tú también lo intentes y ya lo puedes hacer bien porque tengo puesta mi confianza en ti. Y dile a todos tus compañeros de la IUSY, que no nos avergoncéis. Y si lo consigues te habrás ganado mi reconocimiento y para mí serás siempre: La Talegón.


¿Creéis realmente que un mundo más justo es posible?


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