Translate

lunes, 27 de enero de 2014

SEGONTIA FOLK



       Segontia, es el nombre que se le daba antiguamente a la ciudad de Sigüenza, desde los celtíberos a los romanos, y significa “La que domina el valle”. De hecho su gentilicio sigue siendo: seguntinos y seguntinas. Llegada la irrupción de los árabes, esta ciudad hubo de someterse por capitulación, pero conservó, sin embargo la dignidad episcopal; y de ahí data la primera constancia que se tiene en papel de su nombre moderno, donde San Eulogio escribiendo al Sr. Obispo de Pamplona, en el año 851, le decía, que había pasado por Sigüenza.
La ciudad medieval nació con la expansión agrícola iniciada en el siglo XI que generó prosperidad económica y favoreció los intercambios comerciales, que se realizaban en núcleos urbanos ya existentes, aunque despoblados desde el fin del Imperio Romano.
Tras la Edad media –que abarcó un periodo de más de mil años, entre los siglos V y XV–, llegó el Renacimiento que planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano.
Sigüenza entró de lleno en esta nueva etapa aunque hoy en dia sigue conservando su aspecto de Ciudad Medieval.
La muerte de un joven aristócrata y militar: Martín Vázquez de Arce (1461-1486), hace que su padre –secretario de la poderosa familia Mendoza–, mandara construir un monumento de amor fraternal. Y en Guadalajara en el año 1492 vio la luz El Doncel de Sigüenza –situado en una capilla de la catedral–. Se trata de la figura de un caballero de la Orden de Santiago que lee un pequeño libro mientras reposa recostado durante un descanso de la campaña de Granada. Es considerado una de las mejores esculturas funerarias del mundo. Y aunque es sin duda, una de las joyas del Renacimiento español, también es la representación máxima de la cultura medieval, por el uso de las armas para defender la fe, la lectura para alcanzar la sabiduría y la mirada siempre perdida en el más allá, segura residencia del alma.
El Doncel alcanzó una gran popularidad en la época y se convirtió en el sello indiscutible de la ciudad.


Mucho ha llovido desde entonces hasta nuestros días pero Sigüenza sigue anclada en ese pasado de tradición donde se fomenta su arquitectura y su cultura. Para darla a conocer la asociación de empresarios de Sigüenza, idearon un festival folk –que ya va por su tercera edición– y lo llamaron: Segontia Folk, rememorando aquel nombre que les sigue identificando como ciudadanos y que les lleva a las raíces de su cultura. En  Segontia Folk hay música pero también hay danza y gastronomía. La ciudad se engalana durante una semana al año –del 17 al 23 de enero– para deleitar a paseantes, curiosos y forasteros con el sabor de su tierra. Certamen de dulzaina y tamboril, la escuela de folklore de Guadalajara, desfiles de cencerrones, y artistas invitados, hacen que la programación de Segontia Folk sea una verbena continua, sin olvidar a los más pequeños, a los que se les hace una programación alternativa para que adultos y niños puedan conciliar sus vidas disfrutando ambos de su cultura.

En el centro de la Plaza Mayor se hace una hoguera y a ambos lados conviven puestos de artesanos con los chorizos de gamo y jabalí tan característicos de la zona.


Aquí os dejo el programa de Radio 3 Tarataña –una gran tela de araña– que ya se ha convertido en un referente del folk ibérico y que en su última emisión dedicó buena parte del programa al concierto que ofrecieron Hexacorde con Vanesa Muela, Castijazz y Cantigas de Sefarad, que contribuyeron al brillo del festival segontino. 



¿Crees necesario recuperar la tradiciones culturales de los pueblos y ciudades de España?






lunes, 20 de enero de 2014

TEATRO EL CASTILLO



Hace una semana escasa, se abrió al público un nuevo teatro en Madrid –o mejor dicho en las afueras de Madrid– en concreto en la urbanización Villafranca del Castillo que pertenece a la población de Villanueva de la Cañada. Es curioso pensar que en un momento donde la cultura está denostada, que le suben los impuestos como si fuera un artículo de lujo, y que están cerrando todo tipo de salas culturales, haya alguien que se le ocurra ir a contracorriente y decidir que es el momento de apostar por el teatro. Este es el caso de la actriz Blanca Oteyza, que al ser vecina de la citada urbanización no cejó en su empeño de aportar a este teatro –completamente desaprovechado– una programación con contenido. Blanca hizo uso de su pasión natural que impone a todas las actividades en las que participa, y así consiguió convencer a  la concejala de cultura Rosa Mª García y posteriormente al alcalde Luis partida, para que dotaran de presupuesto al proyecto. Lo hicieron y lo llevaron adelante hasta que se pudo levantar el telón el pasado 13 de enero, en el que Blanca esbozaba una sonrisa de satisfacción como el que sabe que ha hecho un buen trabajo. Seguro que al termino de la presentación a los medios –que tanto tiempo les costó prepararlo–, la actriz pensó: “Bien está lo que bien acaba”. Pero en este caso lo que acaba es tan solo el comienzo, la reaparición de un teatro en una nueva andadura que no lo tiene nada fácil por los tiempos en los que le ha tocado reciclarse.
El Teatro el Castillo abrió sus puertas la semana pasada para mostrarnos una obra corta: “Ensayo abierto”, donde se muestra al público cómo se enfrentan los actores a una dramaturgia, al momento de creación y a sus propias dudas, durante el periodo de ensayos. En este caso lo hicieron con un fragmento de la comedia de Jardiel Poncela “Usted tiene ojos de mujer fatal”, con el actor Tito Valverde al frente, muy bien acompañado por las actrices: Mª Jesús Sirvent, Mª Luisa San José, Luisa Gavasa y Amparo Bravo, todas ellas vecinas de Villafranca. Durante los tres días de función que tuvieron, se agotaron las localidades y ahora hay que dejar paso a otras compañías, dramaturgos, escritoras, profesionales del teatro que vendrán a este punto de la carretera de la Coruña para acercarnos un poco más nuestra cultura, y para que toda la gente de la sierra de Madrid se den cita en este lugar, no teniendo que desplazarse tanto cada vez que quieran disfrutar de un artista o simplemente deseen deleitarse con el buen teatro. También podremos ver a las actrices Natalia Millán y Marta Valverde en el cabaret “¿Hacemos un trio?”, donde entremezclarán los textos con la música y el baile.
Ah, y no se olviden de los más pequeños, pues se incluye una programación infantil para que los niños y niñas aprendan a amar el arte de la interpretación y puedan ser buenos espectadores el dia de mañana.
El Teatro El Castillo es una alternativa más, donde la gente no sólo podrá disfrutar de dramaturgos clásicos y contemporáneos, música y teatro infantil, sino que además se pretende dar apoyo a compañías del sector con el fin de facilitarles un lugar estable donde preparar sus futuras representaciones.
Completan la programación los talleres de teatro y clases de música para profesionales y neófitos, y así conseguir que la urbanización Villafranca se convierta en un referente de la cultura en Madrid. Esperando que esta pequeña población sea una alternativa a una gran ciudad que nos llena de ruidos y estrés, y los madrileños tengan el pretexto perfecto para salir hacia la sierra y respirar aire fresco mientras alimentan alma y espíritu con un poco de cultura.
Desde aquí aplaudimos la iniciativa y el esfuerzo realizado por la asociación Mixta X el Teatro que preside la actriz Blanca Oteyza, y esperamos que este Teatro el Castillo dure mucho tiempo con sus puertas abiertas, para deleitarnos con todo lo que nos puede ofrecer una capital de la cultura pero con un punto de relajación. Y al igual que ha pasado con su estreno el pasado 13 de enero, esperamos que cada dia se llenen esas 200 butacas que tiene de aforo el Teatro el Castillo.

¿Piensas que en tiempos de crisis el arte en vivo se convierte en un valor en alza?

lunes, 13 de enero de 2014

EL SHOW DE DODÓ



Un vals, una banda sonora de dibujos animados, de cine mudo, música Japonesa, Balcánica, de Jazz… Todo esto y cualquier otra melodía que se te pueda ocurrir aderezada por la magia, es lo que llevan a cabo los integrantes de El Show de Dodó. Un proyecto músico–teatral de ensueño, donde se recrea un ambiente de cuento en el que todo se hace posible. Es como tele transportarte a un lugar imaginario donde la fantasía es el único camino viable para la existencia. A ese lugar nos llevan de la mano: Marina Sorín y Luca Frasca, dos músicos de conservatorio que han sabido poner sus conocimientos y su arte, al servicio de los seres humanos que necesitamos un espacio donde refugiarnos y sentirnos en comunión con otros seres del universo, sin los peligros a los que nos tienen acostumbrados en el mundo real. Este lugar en el que levitas por el decorado de Alicia en el País de las maravillas con la banda sonora de tu vida, se convierte en tu jardín Zen donde ni siquiera necesitas palabras para comunicarte, sólo sonidos guturales, expresión corporal y música. El público aprende rápidamente el nuevo lenguaje e interactúa con el Show de Dodó, en este país imaginario en tecnicolor lleno de lucecitas de colores, donde las teclas del piano suenan también percutidas por naranjas, cocos o plátanos y al finalizar la melodía, estas frutas son ingeridas por el artista que les ha dado una nueva misión en sus vidas, pues ellas nunca hubieran imaginado que su cuerpo sirviera para crear música. Así suena el piano de Luca Frasca –sombrero y sonrisa inseparables– y el violonchelo de Marina Sorín –pelo revuelto y enormes ojos–, dos duendes salidos de El Sueño de una noche de verano, que empiezan a tocar en el bosque y llegan hasta la casita de chocolate donde las hadas les esperan para bailar juntos, bajo el enorme influjo de la luna.
       Luca también nos deleita con el acordeón y Marina con el phonofiddle (violín trompeta), todo tan bucólico que para romper ese remanso de paz, irrumpe con fuerza la batería de Coke Santos –estrelladas gafas blancas y peculiar sentido del humor– que con sus ritmos y toques de calabaza pone un poco de realidad a todo este sueño. Nacho Mastretta –sombrero y chaqueta de la  misma tela– y Joshua Díaz –la ternura personificada– se suman a esta locura con sus clarinetes para hacer el viaje todavía más evocador, si cabe. Aparece un trombón de varas delante de Norman Hoge y una trompeta con David Herrington para hacernos las delicias de este imaginario País en el que un desfile de músicos, propios de Nueva Orleans, te acompañaran en tus pensamientos y te devolvieran a la realidad una vez terminado el concierto.
Quizá el Show de Dodó, sea esa puerta del espacio–tiempo, que sólo se abre al escuchar su música. Te invito a que vengas a este lado de la otra dimensión y empieces a ver el mundo bajo la perspectiva de Dodó, con sus colores alterados y todo mucho más intenso, brillante y llamativo.
¡Bienvenidos a la ciudad de Dodó!


¿Crees que es necesario para el ser humano poder estar en otros espacios donde no reine la cotidianidad?