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lunes, 14 de julio de 2014

SOLIDARIDAD




La palabra solidaridad proviene del sustantivo latín soliditas, que expresa la realidad homogénea de algo físicamente entero, unido, compacto, cuyas partes integrantes son de igual naturaleza. 

El universo se formó hace catorce mil millones de años y toda la energía estaba comprimida en un único espacio más pequeño que la cabeza de un alfiler. Cuando el Big Bang explosionó, liberó toda esa energía creándose entre otras cosas la humanidad.
Esa cabeza de alfiler es el quid de la cuestión, pues para las diferentes religiones es Dios. Ellas han necesitado poner una imagen y un nombre a ese pequeño espacio de energía, pero para otros se llama sencillamente: Universo y según la primera definición de este post, eso es la solidaridad.

Si la humanidad surgió de esa energía comprimida, todos somos un fragmento del creador y por tanto “Dios está en todas partes”.
La frase “Dios es amor” quiere decir que Dios es un sentimiento. Si cada vez que vemos la palabra Dios escrita la sustituimos por el vocablo “Amor”, no sólo no pierde el sentido de lo que promulgan las sagradas escrituras, sino que además unifica a todas religiones y lo hace inclusivo para el resto de los mortales.
Las millonésimas pequeñas partículas que somos de origen los seres humanos, seguimos intuitivamente buscando al resto de los corpúsculos. Ya que sentimos la necesidad de complementarnos, pues formamos parte de ese todo.
Por eso cuando nos enamoramos, es porque encontramos una de esas briznas que teníamos más cerca cuando fuimos separados abruptamente por la explosión del Big Bang. Este sentimiento de amor que se produce en ese momento en nuestro cuerpo y alma, puede apreciarse incluso físicamente. Eso se debe no sólo a la partícula recuperada, sino al cambio que experimentamos en nosotros mismos cuando estamos con ella.
Algo parecido ocurre cuando llevamos a cabo un acto solidario, porque al hacer el bien a los demás, te lo estás haciendo a ti mismo. De ahí la frase: “Detrás de una buena obra siempre hay un sentimiento más fuerte que la bondad”. Se trata del efecto Boomerang en las leyes del universo: todo es recíproco, cada cosa buena o mala que hacemos nos es devuelta a nosotros mismos. Incluso cuando te autocastigas, no solo te haces daño a ti, sino que el resto de la raza humana lo llega a sentir, porque todos formamos parte de ese conjunto inicial en el que somos uno. De ahí que en la Biblia, Mateo 6:3, dice: “Cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa”.

Sin embargo hoy en día, un acto de solidaridad se confunde con generosidad, caridad, altruismo, mecenazgo…
El psicólogo Clínico Carlos Hidalgo dice:
“llevar a cabo cualquier tipo de labor social entraña muchas ventajas que impactan de forma positiva en la vida de quien lo realiza. Quien es generoso y ayuda sin pensar en lo que va a recibir a cambio (altruismo) obtiene enormes beneficios. De entrada, se siente bien, pues la sensación positiva de poder ayudar es muy gratificante. La gratitud es uno de los valores más importantes que debemos adquirir, pues es una de las actitudes que más pueden cambiar nuestra vida. La gente agradecida suele estar mas cerca de ser feliz y de llevar una vida más plena.”

Y si es tan gratificante ¿porqué no todo el mundo es solidario?, ¿es que hay un perfil del solidario o todos podemos serlo en algún momento?
Nadie nace solidario, la solidaridad se aprende. Es un sentimiento que se va inculcando desde pequeño, en las familias y más tarde en los colegios. Es educacional. Todos los niños y niñas son egoístas por naturaleza, pero es en su entorno donde tienen que aprender a compartir hasta que ellos mismos empiecen a cuestionar los valores capitalistas de la sociedad en la que viven. Cuando se viaja y se conocen otras culturas es cuando las personas comienzan a darse cuenta de lo injusto del mundo que hemos creado. Porque por el simple hecho geográfico de haber nacido en un lugar u otro te puedes encontrar en los grupos de personas más desfavorecidas. Ahí es cuando eres consciente de que cambiarlo está en mano de todos. Porque el mundo está hecho por humanos y tan sólo modificando tu manera de pensar y actuar ya estás colaborando a que el planeta cambie.

En nuestros días, la palabra solidaridad tiene buena reputación y es común escucharla en todas las esferas sociales. Es una palabra indudablemente positiva, que revela interés universal por el bien del prójimo.
Sin embargo cuando vemos una persona que duerme en la calle, ¿porqué no nos la llevamos a nuestra casa? ¿A qué tenemos miedo? Normalmente es a lo desconocido. Así que la mejor manera de erradicar el miedo y el odio es conociendo otros mundos y ayudando a quien lo necesita. De esta manera se acabarían las guerras y la maldad en el universo.
Según la RAE: solidaridad es la adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros.
Según la justicia: solidaridad es el principio que envuelve el deber positivo de todo ciudadano de socorrer a quien se encuentra en una situación de necesidad, con medidas humanitarias. 
Y según otros: es la adhesión o apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles.
Lo que está claro es que ser solidario es una actitud muy amplia que abarca desde actos de ayuda humanitaria internacional, a pequeñas colaboraciones con personas de tu entorno. Incluso se puede ser solidario con animales y el resto de seres vivos.

 Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto”.
Mateo 6:3.
Sin embargo hoy en día la solidaridad sirve para lavar la cara de empresas y de actores, actrices, escritoras y artistas en general que hacen marketing con su imagen.
Quedémonos en la naturaleza de la definición y seamos solidarios anónimos, ayudando a quien lo necesite, ya sean grandes proyectos o personas individuales.

Aquí os dejo un par de esas causas internacionales para que veáis de qué manera se puede colaborar.


Este artículo forma parte del concurso de posts solidarios de los II Premios al Voluntariado Universitario. 

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