Un tuit –probablemente desafortunado– puesto en
un mal momento en internet, ha sido suficiente agravio para desatar las iras de
los tuiteros partidistas, que sin ningún tipo de vergüenza ni temor, se sienten
con total legitimidad para insultar a quien lo escribe.
Aguantar todo tipo de ofensas, humillaciones y
descréditos tanto a nivel personal como profesional, va implícito en la
profesión de actor/actriz en este país.
De un tiempo a esta parte se ha normalizado que
los artistas seamos blanco de todo tipo de críticas y desprecios, dando por
hecho que en el salario va la descalificación, como parte de nuestro trabajo,
equiparándonos a los que teniendo un sueldo público son representantes de toda la ciudadanía.
En España hay más de tres millones de
funcionarios –a los que pagamos todos los españoles con nuestros impuestos–, en
las áreas de la defensa, medicina, educación, administración, etc. Sin embargo
los actores, actrices, escritores, escritoras… no formamos parte de ninguno de
esos funcionariados.
Las pocas ayudas que el estado español ofrece a
las artes, no pueden superar el 20% del coste total de la obra y, las reciben
–lógicamente–, entidades o empresas que tienen la obligación de preservar la
cultura de un país. En ningún caso lo percibe el artista que desempeña su
trabajo en cualquiera de estas industrias, por muy protagónica que sea su acción.
Es decir que la subvención a las artes plásticas
la recogen los museos, no el pintor que expone en las galerías. La ayuda que
tiene que ver con la cinematografía, la obtienen productoras cinematográficas,
nunca el elenco que trabaja en la película. La destinada a la danza se la dan al
Ballet nacional, jamás al bailarín, y así sucesivamente. Por la misma regla de
tres, no tendría ningún sentido pensar que las ayudas que se les da a la
ciencia para investigación, las cobraran directamente los trabajadores del
laboratorio.
Sin embargo y como contrapartida, el gobierno
nos quita a los actores y actrices de nuestra taquilla un 21% de IVA, en todos
los espectáculos –sean grandes producciones o pequeños formatos, donde un artista
en solitario intente buscarse la vida–. Con ese dinero que nos resta de
nuestras nóminas, ayuda a las iglesias –aunque nuestro país sea un estado
aconfesional, o nosotros no seamos creyentes–, mantiene a la Casa Real –aunque
seamos republicanos– o instruye a los futuros militares pagándoles vivienda,
manutención y carreras universitarias, aunque nosotros no tengamos dinero para
pagarle a nuestros hijos la matricula –cada vez más cara– en una universidad
pública.
En la mayoría de los tuits que colgaban, me
tachaban de subvencionada, y en otros dudaban de mi profesionalidad como actriz y escritora por el simple hecho de no conocerme.
Esta manera de ver a los artistas me ha dado
mucho que pensar, y me resulta curioso que no se vea igual a otros profesionales.
Me pregunto si se le llama subvencionado a un
miembro de la guardia civil porque su sueldo lo pagamos todos lo españoles, o
si alguien se plantea que un jugador del Betis no es futbolista porque no se le
conoce tanto como a Messi o Maradona. Quizá alguien piense que la gente que
lleva a sus hijos a colegios religiosos concertados, se está aprovechando de
los impuestos de todos los españoles, porque ese tipo de educación debería ser
privada. Sin embargo los artistas nos pagamos los estudios, de nuestro bolsillo
y sin subvencionar por nadie.
¿Entonces porqué se acusa a los
actores/actrices de chupópteros y sanguijuelas?
Para empezar hay que constatar el hecho del
profundo desconocimiento que se tiene sobre la profesión de actor o actriz en
este país. La gente –por norma general– confunde artistas con celebritis, de
tal manera que si no eres conocido, no eres actor. Sin embargo la idea de que todos
los famosos son artistas, hace que nos metan a los actores/ces y al resto de
gente que se dedica al mundo de la farándula en un mismo saco, dando lugar a expresiones
como que tod@s pertenecemos a la “cejita”,
que somos pro–etarras o que hablamos mucho pero que a la hora de la verdad, no
somos nada solidarios.
No querer recordar que los actores nos hemos
posicionado en contra de ETA, y dar por hecho que no se nos ve en ninguna
manifestación de repulsa, es como decir que la gente que no sale a la calle a
denunciar el día internacional contra el maltrato a las mujeres, es que están a
favor de la violencia de género.
Me pregunto en qué momento y porqué motivo
empezó a cambiar la simpatía que tenía la opinión pública por nuestras
estrellas del cine, al odio y animadversión que se siente hoy en día por las
gentes del mundo del espectáculo.
Un artista es alguien que ha estudiado durante
muchos años –la carrera de arte dramático son 4 años y toda la vida de talleres de reciclaje, la de música 12 años, la de Bellas artes son 4 años, y la de
danza 4 años de grado elemental, 6 de grado medio y otros 4 de grado superior–,
y se ha arriesgado a llevar un tipo de vida insegura, en aras de cumplir su
sueño y de trabajar en lo que le gusta. Alguien que sabe que para conseguirlo
también tendrá que desempeñar otros trabajos menos gratificantes –si quiere
sobrevivir–, como ser camarero o personal de limpieza, a pesar de su
cualificación y sus años de estudio. Esta será la única manera que tendrá para
mantenerse mientras se presenta a pruebas y audiciones, en las que cada vez se
le examinará como si fuera el primer día, aunque lleve veinte años en la misma profesión.
Un actor o actriz cree en lo que hace, pero se
levanta cada mañana pensando en cómo va a pagar el apartamento ese mes, o en qué
va a dar de comer a sus hijos.
Es alguien que tiene las mismas necesidades que
cualquier otra persona, pero que ni los bancos, ni los alquileres, ni las
empresas le dan crédito porque no tiene nómina.
Es gente que tiene que aprender a administrarse
porque sabe que tras las vacas gordas siempre vienen las flacas y nunca
dispondrá de dinero de seguidito.
Es alguien que pudiendo haber tenido un trabajo
fijo, con seguridad social y pagas extras, decidió un día arriesgarlo todo y
ser fiel a él mismo. Utilizar las herramientas que había aprendido, para crear
aquello en lo que creía y despertar el pensamiento crítico en los
demás.
Gente que tiene que aguantar a grupos que
ocultan su cara tras una careta, y se atreven a amenazarles de muerte, a
perseguirles y acosarles o a lanzarles huevos crudos el día de su “fiesta de
empresa”, por haber hecho uso de su libertad de expresión a cara descubierta.
Gente que no cobra nada mientras crea, pero que
cuando finaliza su obra, espera obtener la recompensa del público tanto a nivel
emocional como a nivel económico.
Un
escritor/escritora termina su novela que se ha pasado cuatro años escribiendo, y
espera venderla para poder ganar su sueldo; el 8% de las ventas. De pronto descubre
que sus propios seguidores son los que al descargarse ilegalmente la obra, le
están condenando a abandonar su profesión por falta de medios para subvencionar
su vida.
A los artistas se les pide que vayan a trabajar
por amor al arte, sin pararse a pensar que en cualquier otra profesión, nadie trabajaría
ni una sola hora de su vida si supiera que no va a ser remunerada.
Todo esto y mucho más es un creador, alguien
que consigue conmover al que tiene delante con su arte. Pero con esta actitud
del gobierno y ciudadanía hacia los creadores lo único que se conseguirá será
la desaparición total de la cultura.
¿Porqué piensas que están tan mal vistos los
artistas en este país?
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